Un
invernadero (o invernáculo) es una construcción de vidrio o plástico en la que
se cultivan plantas, a mayor temperatura que en el exterior. En la jardinería
antigua española, el invernadero se llamaba estufa fría. Aprovecha el efecto
producido por la radiación solar que, al atravesar un vidrio u otro material
traslúcido, calienta los objetos que hay adentro; estos, a su vez, emiten
radiación infrarroja, con una longitud de onda mayor que la solar, por lo cual
no pueden atravesar los vidrios a su regreso quedando atrapados y produciendo
el calentamiento. Las emisiones del sol hacia la tierra son en onda corta
mientras que de la tierra al exterior son en onda larga. La radiación visible
puede traspasar el vidrio mientras que una parte de la infrarroja no lo puede
hacer.
El
cristal usado para un invernadero trabaja como medio selectivo de la
transmisión para diversas frecuencias espectrales, y su efecto es atrapar
energía dentro del invernadero, que calienta el ambiente interior. Esto puede
ser demostrada abriendo una ventana pequeña cerca de la azotea de un
invernadero: la temperatura cae considerablemente. Este principio es la base
del sistema de enfriamiento automático auto ventilación.
En
ausencia de un recubrimiento, el calor absorbido se eliminaría por corrientes y
por la emisión de radiación infrarroja (longitud de onda superior a la
visible). La presencia de los cristales impide el transporte del calor
acumulado hacia el exterior por convección y obstruye la salida de una parte de
la radiación infrarroja. El efecto neto es la acumulación de calor y el aumento
de la temperatura del recinto.
Un
ejemplo de este efecto es el aumento de temperatura que toma el interior de los
automóviles cuando están al sol. Desde la antigüedad se ha aprovechado este
efecto en la construcción, no solo en jardinería. Las ventanas de las casas en
países fríos son más grandes que las de los cálidos.
Fig 1. Invernadero con cubierta plástica
ASPECTOS TÉCNICOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE UN
INVERNADERO
Altura recomendable del invernadero
Se
tienen varias experiencias en la construcción de invernaderos, la que ha dado
mejores resultados es aquella que permite alcanzar 3 metros cúbicos por cada
metro cuadrado de superficie. En estas condiciones se logra un mejor desarrollo
de los cultivos altos como tomates y otros. Si bien se va a necesitar una mayor
calefacción interior, el calor se conservará por más tiempo.
Orientación y dimensión
Dentro
de las características para la orientación de un invernadero deben permitir
recibir mayor iluminación (orientación de este a oeste), la disposición del
terreno, los vientos dominantes y la forma del invernadero van a condicionar su
orientación y la disposición de las líneas de cultivo. Las líneas de cultivo
deben situarse norte-sur para evitar la proyección de sombra de unas sobre
otras y que sobre todas ellas incida la misma cantidad de radiación solar a
medida que el sol se desplaza a lo largo del día.
Estructura
Puede
ser metálica con perfiles angulares o de tubos redondos. Hay de madera, también
de tubos de PVC o de concreto. La decisión de cual será el tipo de invernadero
a construir, dependerá del presupuesto disponible. Las formas son variables.
Dependen de las necesidades del usuario y de los materiales que se disponga.
Los hay con techos de dos aguas, con estructuras semicirculares y
Semienterrados. En los primeros, puede considerarse una sola nave o juntar
varias para ahorrar el polietileno en los costados y aprovechar mejor el
espacio interior. La forma del techo influye en la cantidad de luz que entra al
invernadero. La redonda es la más efectiva. Sin embargo, el sistema más
difundido es la estructura de madera a dos aguas, por su construcción más
fácil.
Fig 2. Invernadero de madera Fig 3. Invernadero de metal
Bibliografía
Ø
http://www.actiweb.es/artiplast/archivo2.pdf
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